Lorenzo Silva: novela negra en pandemia y los libros recientes que le han impactado
Con 'Las fuerzas contrarias', la serie dedicada a Bevilacqua y Chamorro llega a su 30º aniversario.

Bevilacqua y Chamorro ya tienen 30 años. La pareja de guardias civiles creada por Lorenzo Silva llega con Las fuerzas contrarias a las tres décadas de vida, además de a la novela número 14 de la serie, convertidos en un clásico de la novela negra en español. Un acontecimiento que el escritor madrileño celebra con una historia que pone a ambos personajes en el centro de su nueva novela, rodeados de una doble trama de asesinatos con la pandemia como escenario. Hablamos con Silva de cómo escribir sobre los hechos recientes, de cómo han evolucionado sus personajes y de los libros recientes que le han impactado.
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En el recorrido por la España reciente al que nos lleva Silva con Bevilacqua y Chamorro le llega el turno a la pandemia. Las fuerzas contrarias nos lleva a esos días de miedo e incertidumbre con dos casos de asesinato, pero sobre todo enfrenta a los personajes de Silva a sí mismos y a la relación que han forjado. “La pandemia es, de los acontecimientos que hemos vivido en este siglo, el que tiene una trascendencia mayor por la conmoción que supuso a escala individual y colectiva”, explica Silva. “Me parece que un narrador, alguien que se dedique a intentar contar la realidad en la que vive, no puede rehuir algo así”.

Silva ya había escrito sobre o alrededor de la pandemia, pero nunca con la perspectiva que nos dan ahora los más de cinco años que han pasado desde ese momento. “Mientras estaba aconteciendo escribí un diario, cosa que nunca había sido capaz de hacer en mis 50 y tantos años de vida”, recuerda. “Un ejercicio que me ha sido muy útil, años después, para recordar algunas cosas que ya no recordaba con precisión. Después escribí una novela con Noemí Trujillo que no es una novela sobre la pandemia, sino una novela en la pandemia, una investigación criminal. Había una distancia temporal muy corta todavía, en el año 22, y no intentábamos hacer un análisis sosegado, profundo de la pandemia, sino una especie de relato literario en caliente. Sin embargo, con cinco años de diferencia en esta novela sí que he intentado hacer algo más. He intentado ir más allá de la mano de Bevilacqua y Chamorro, que además son dos personajes con los que vengo recorriendo la historia reciente de España. La novela anterior acababa en la Navidad de 2019, así que no tenía más remedio que agarrar este toro por los cuernos e intentar contarlo”.
Una novela negra en pandemia
Así, Silva nos habla de un tiempo en el que la incertidumbre se apoderó del mundo, y dio lugar a que aflorase lo mejor y lo peor del ser humano. “Por un lado, no quería dejar de contar las situaciones amargas, decepcionantes en muchos sentidos, trágicas también, incluso indignantes que vivimos”, apunta. “No quería silenciar eso, porque creo que la literatura no se puede hacer poniendo paños calientes sobre la realidad. Pero creo que tenía la distancia suficiente como para, sin ocultar todo eso, lanzar una mirada que fuera un poco más allá, que fuera hacia el futuro y que fuera también hacia el futuro en términos, no sé si decir esperanzadores, o por lo menos de invitar a las personas a mantener la moral razonablemente alta”.
Las fuerzas contrarias, de hecho, basa parte de su trama en una circunstancia real que se produjo durante la pandemia. “Durante el confinamiento yo hablaba con cierta regularidad con amigos míos, policías, sanitarios, que estaban en la calle, que iban a un lugar de máximo peligro a exponerse. Un día me llamó un amigo de la Guardia Civil y me dijo: ‘No te vas a creer lo que está pasando. Acabo de encontrarme una persona fallecida que me ha llamado en el tercer piso de un bloque y cuando ha venido el médico, me ha dicho que no sube. Y me ha preguntado si había algún signo de violencia, pero yo no soy médico’”, cuenta. “Yo tampoco he querido censurar este comportamiento porque es completamente entendible, había un momento en el que los médicos se infectaban y murieron no pocos. El hecho es que esa práctica no solo fue en ese caso, me fueron contando que había más y lo he podido comprobar con otros policías y otros guardias civiles. Eso enseguida detona el argumento de la ficción: que fácil sería en esta circunstancia, alguien que tenga una mala idea respecto de alguien, enmascararlo en un momento en el que en algunos días en Madrid llegó a haber 500 muertos”.
Bevilacqua y Chamorro, frente al espejo
En Las fuerzas contrarias hay crímenes, investigaciones y la sombra de la pandemia, pero Lorenzo Silva apunta a que, en esta ocasión, ha querido poner a sus personajes más en el centro que nunca. “El centro de la novela son ellos, su relación, porque en esta novela están más juntos y más horas que nunca”, apunta. “Bevilacqua y Chamorro además tienen una peculiaridad que comparten ambos, que es que son dos personas que viven solos. Eso quiere decir que no tenían convivientes en sus casas. Esa situación les hace en cierto modo caer en la cuenta de que al final sí que tienen un conviviente, que es su compañero profesional. Hay un momento en la novela en el que lo exteriorizan porque, de repente, deciden quitarse la mascarilla. Eso les hace recapacitar sobre cuál es el vínculo que han construido entre ambos a lo largo de mucho tiempo trabajando juntos, haciendo un trabajo tan particular como el que hacen. En cierto modo esta novela, que escribo en el 30 aniversario de la escritura de la primera, también es un homenaje de gratitud a ellos dos”.
De esa forma, el 30º aniversario de la serie es también el momento en el que cambian algunas cosas. “La pandemia es una oportunidad para los dos de recapacitar sobre qué son el uno para el otro y también qué van a ser”, cuenta Silva. “No quiero destripar lo que pasa en la novela, pero hay un giro al final en esa relación que tiene que ver, en parte, con ese ejercicio de meditar acerca de lo que son, de lo que hacen y de lo que significan el uno para el otro”.
Las tres décadas de estos personajes también han invitado a su creador a hacer otros homenajes, como situar parte de la acción en Illescas, el pueblo toledano en el que Silva trabaja y pasa largas temporadas. “Era un ángulo distinto para contar la epidemia y también me permitía llevar a los personajes a lo que es el espacio natural de la Guardia Civil, que son los pueblos, la España rural, aunque sea una España rural ya bastante urbanizada”, apunta. “Pero además hay otro detalle que me invitaba a escoger Illescas, que es que está muy cerca de Esquivias. En Esquivias tenía su casa la mujer de Cervantes, no es improbable que una parte del Quijote se escribiera allí. Incluso la casa, si uno lee el Quijote, la descripción de la casa de Cervantes se parece bastante a la casa de la mujer de Cervantes en Esquivias. Era una manera, al mismo tiempo, de rendir homenaje a lo que para mí es la fuente primera, no solo de la novela española o en español, sino también la fuente primera de la ficción criminal en español”.
Silva tiene la teoría de que Cervantes es, en cierta manera, precursor de la novela criminal. “Es el primero que se acerca a una ficción criminal moderna en España y lo hace no solo retratando el mundo de los criminales, en novelas como Rinconete y Cortadillo, como El coloquio de los perros, o en el episodio Los galeotes del Quijote, que demuestra un gran conocimiento por parte de Cervantes del mundo criminal, sino que tiene una novela, que es La fuerza de la sangre, donde yo creo que aparece la primera detectiva de la literatura española, una chica que sufre un rapto y una violación, y que es ella misma la que, a partir de los indicios que consigue reunir, desenmascara a los culpables”, señala.
Todo ello hace que Las fuerzas contrarias sea un título clave en la serie creada por Silva, y a la que todavía no se le adivina un fin cercano. “En la novela Bevilacqua tiene 57 años. En condiciones normales le quedan 3 para pasar a la reserva y, en principio, irse a su casa. Pero bajo ciertas circunstancias puede trabajar 5 años más. Hasta hace poco pensaba que la cosa podía acabar a los 60, pero recientemente, viendo algunos casos que se han dado en la guardia civil, de gente con un perfil parecido al suyo, se me ha ocurrido una idea que, tampoco la voy a anticipar, pero que me permite llegar con él hasta los 65 años”, explica el novelista. “Eso me da ocho años, margen suficiente como para hacer un número de novelas, de las que ya tengo dos o tres prácticamente en la cabeza. Él nació en el año 63, por lo tanto se retirará en el año 2028. Todo lo que ha pasado entre el 2020, que es donde está ahora, más lo que pase hasta el año 2028, será el marco de las siguientes novelas. Ya en estos 5 años tenemos bastante material y bastante interesante”.
Lorenzo Silva y los libros recientes que le han impactado
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Un libro que descubrí hace unos meses y que me impactó mucho es de una periodista polaca que se llama Hanna Kral, que recoge sus crónicas en la antigua Unión Soviética y me encontré un pedazo de escritora, al nivel de Svetlana Alexievich, que es para mí una de las escritoras vivas más importantes. Una periodista pero también una narradora, una observadora, una perfiladora de personajes de una sutileza y de una potencia y de una nitidez realmente excepcionales. Es uno de los libros que más me han impactado en los últimos tiempos
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Quizá de los libros que he leído de ficción criminal española reciente el que más me ha impactado con diferencia. Marto Pariente, que me parece que es un autor relativamente nuevo, ya tiene algún otro libro anterior reconocido y traducido, pero supone una voz realmente nueva, realmente poderosa, con una marca de estilo, con una capacidad de atrapar la atención del lector y además con un cuidado por el lenguaje que es algo en lo que yo creo mucho dentro de la novela de género.
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Otro libro que también me ha llamado mucho la atención últimamente. Son las memorias de Giuseppe Ayala que fue el fiscal que sostuvo la acusación en la vista del macroproceso contra la mafia siciliana a finales del siglo pasado y es una historia estremecedora porque narra el empeño de un grupo de servidores públicos que consiguieron finalmente no solo sentar en el banquillo a cientos de mafiosos, sino las condenas de todos empezando por los grandes capos, y que tuvieron como recompensa que varios de ellos murieron asesinados, como Falcone o Borsellino. En el caso de Giuseppe Ayala, sobrevivió pero no solo no le reconocieron de ninguna forma sino que lo enviaron a investigar defraudaciones de fluido eléctrico. Él dice que eso le salvo la vida, que si no pues habría muerto como sus compañeros. Es un libro que remueve por dentro porque muestra la ingratitud que a veces tienen las sociedades hacia los servidores públicos que lo dan todo por sus conciudadanos.
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Un libro que acabo de leer muy recientemente que me parece que es una pieza más interesante en el conjunto de su obra, que lo es mucho. Belén Gopegui es una de esas novelistas que, viniendo de la literatura general ha hecho ciertas incursiones que pueden tener que ver con el thriller o con la ficción de algún modo relacionada con asuntos criminales. En este caso habla de la pérdida de la privacidad que sufrimos absolutamente todos y de cómo pueden ser esos datos personales objeto de manejos criminales. Además es una novela que te llega al día de todo de la inteligencia artificial y también es una buena forma de invitarnos a reflexionar sobre cuál es el lugar personal que queremos seguir conservando o no en este mundo donde ya prácticamente nos dan un marco de aceptación obligatoria en el que parece que tenemos que soltar y depositar nuestra vida para que hagan con ella lo que quieran.
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