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¿Qué pasará cuando todos leamos libros escritos por una Inteligencia Artificial?

Especial ¿Qué pasará cuando todos leamos libros escritos por una Inteligencia Artificial?

Guillermo Arenas España /

Lo explicaba aquí mismo Jorge Volpi, al hilo de su monumental historia de la ficción: el próximo gran reto, la gran incógnita a la que se enfrentará la literatura y el arte en general en los próximos años, es el momento en el que las ficciones estén escritas frecuentemente por Inteligencias Artificiales. Para el escritor y gestor cultural mexicano la pregunta no es ‘qué pasaría’ sino ‘cuándo va a pasar’. “Pronto, no sé en cuántos años, pero pronto, es probable que la Inteligencia Artificial sea el principal productor de ficciones”, nos decía, en un momento que genera cientos de preguntas.

En realidad, no hay que esperar para tener una primera impresión sobre qué efecto nos producirá leer, por ejemplo, una novela escrita por esta tecnología, porque ya existen. La primera, desde 2018. 1 the Road se presentó como un experimento del artista tecnológico y poeta Ross Goodwin que, emulando a Jack Kerouac y su En el camino, recorrió parte de EE UU con un ordenador portátil conectado a varios sensores, que un software fue traduciendo a un relato. A este experimento siguieron otros, desde novelas de intriga escritas con Agatha Christie como modelo a una versión de Romeo y Julieta convertida en comedia. Sin embargo, hasta el momento no dejan de ser curiosidades, experimentos más o menos técnicos o artísticos sobre las posibilidades de la tecnología. La pregunta es qué pasará cuando sean una presencia creciente, algo que nos abre distintas líneas de incógnitas.

Negocio y arte: IA en el sector editorial

Como en todos los sectores profesionales en los que la IA va a tener una incidencia decisiva en las próximas décadas, el sector editorial se divide entre los que ven oportunidades de negocio y los que temen por el suyo. Los traductores, por ejemplo, ya están viendo cómo determinados libros están siendo traducidos por soluciones basadas en la Inteligencia Artificial, quedando la presencia humana en una mera revisión. Lo mismo se puede decir de los ilustradores o diseñadores de portadas. Si bien la literatura considerada serie todavía no ha recurrido a estas herramientas, no es descabellado que en un tiempo podamos ver la nueva obra de uno de los grandes de la literatura actual traducida por un software.

Ese mal de unos es, como suele pasar, el beneficio de otros. Para las editoriales puede reducir los costes y la duración de los procesos, incluso si de momento hay una pérdida de calidad de por medio. Sin embargo, eso es solo el comienzo de un cambio más profundo, y con otro tipo de implicaciones. Una de las muchas preguntas que afloran es: si leemos una obra que se ha realizado utilizando Inteligencia Artificial, ¿a quién estamos leyendo realmente?

El debate de la autoría se bifurca, como en un relato de Borges, y al escritor argentino alude Volpi. “Cualquier novelista es el producto, diría él, de todos los novelistas del pasado. A los que ha leído y a los que han leído los que él ha leído. La tradición siempre ha sido este mismo proceso que luego intenta replicar la inteligencia artificial generativa”. En efecto, detrás de un texto literario, por mucha IA que haya de por medio, tiene que haber una persona, alguien que da instrucciones. “Existe la sensación de que la inteligencia artificial es una máquina loca que produce cosas. No, o se alimenta de todo lo que ha hecho la humanidad. La inteligencia artificial también es un producto de la humanidad y el resultado de lo que hace simplemente para nosotros es impredecible, como es impredecible saber cómo va a jugar un ordenador al ajedrez. Simplemente juega y gana. Pues ahora también vamos a saber cómo produce ficciones”, añadía Volpi.

¿Es menos autor el que da indicaciones a una máquina que el que teclea palabras en un ordenador? La pregunta no solo tiene complicaciones artísticas, sino también legales. La industria de la música ya se está posicionando para que, en caso de que se tomen como modelos las obras o voces de determinados artistas, el copyright lo refleje. ¿Sería eso posible en la literatura? Y más allá de eso, ¿sentiremos lo mismo, nos emocionaremos lo mismo o reflexionaremos igual cuando haya una intervención no humana en lo que leamos? Esa es otra de las preguntas que nos surgen, y que habrá que responder. Porque eso parece de lo poco seguro ahora mismo, que ese momento llegará.


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  1. novela