Ray Loriga y los libros que te llevan a nuevos sitios
El escritor madrileño publica 'TIM', una novela sobre la identidad que pone a prueba al lector.

Un personaje que despierta sin saber dónde está, y que tiene que tratar de recomponer sus recuerdos. De esa forma comienza TIM, la última novela de Ray Loriga y una vuelta de tuerca a la narrativa del autor madrileño. Breve e intensa, propone un doble reto: para el autor y para el lector, despojando la trama y ahondando en un asunto tan eterno como recurrente en la actualidad, el de la identidad. Con él hablamos de este y otros libros que te llevan a nuevos sitios.
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Con TIM, Ray Loriga tenía algo claro: “quería que el libro fuera desde ningún lugar hacia ninguna parte”. Ese era el plan, y también el riesgo, algo que asumió de manera consciente. “He escrito libros muy diferentes, pero siempre intento tener una sensación de vértigo, de no estar muy seguro de cada paso, como un funambulista que tira un cable entre dos edificios y dice: ‘¿Podré llegar de aquí hasta ahí? Vamos a intentarlo’. Lo mismo te estrellas, pero eso es lo que me da el ánimo de levantarme cada mañana a trabajar”.

Ese desafío es precisamente lo que busca Loriga. “Las zonas que pudieran ser de oficio, de confort, de decir ‘ah, ya esto lo tengo controlado, voy a hacer otro’ me desaniman, curiosamente. Me quitan ese vértigo que de alguna manera necesito”. Un riesgo que, quizás, cada vez se ve menos en la literatura. “Probablemente se va hacia lugares más seguros, como es la pasión por la trama, que diría Pitol, aunque Pitol era todo lo contrario”, asume. “Parece que el planteamiento, nudo, desenlace de la manera más clásica, y también muy aceptable, parece ser la zona donde se sitúan la mayoría de escritores. A lo mejor el próximo libro que estoy escribiendo es totalmente diferente y sigue ese patrón, pero a mí me gusta mucho la literatura esquiva. Me gusta mucho Samuel Beckett, me gusta mucho Gogol, me gusta mucho esa literatura que te hace caminar a un sitio donde no habías ido”.
A vueltas con la identidad
Por esquivo que pueda parecer TIM, en especial en su inicio, un tema claro es la identidad. ¿Quién es el protagonista? Un tema clásico que está especialmente presente en nuestros tiempos y que, mediante un giro final que no desvelaremos, cambia la perspectiva del lector. “La identidad, sobre todo, a mí me parece un asunto privado y casi secreto”, cuenta Loriga. “Entiendo por qué existe la necesidad de reivindicar ciertas identidades porque han sido negadas. Es obvio que tienen que luchar por su realidad, es evidente que no se puede despreciar ningún tipo de identidades, ni sexuales, ni religiosas, ni filosóficas, ni morfológicas, de ningún tipo. Esto tan obvio, que todo individuo es igual, se llame como se llame, venga de donde venga, haga lo que haga y sea cual sea su deseo o su deseo cambiante, desgraciadamente ha habido que pelearlo, y hay que pelearlo”.
En cuanto uno tiene el mínimo uso de razón, ya se avergüenza de algo.
Esa identidad está en TIM también íntimamente ligada a otra cualidad humana, la de la vergüenza. “Para mí, la vergüenza es una de las sensaciones primigenias”, apunta el autor. “En cuanto uno tiene el mínimo uso de razón, ya se avergüenza de algo. De cómo le miran los demás, de algo que probablemente parece que no has hecho bien según las reglas dadas o aprendidas desde el hogar, en la familia, en lo que sea. El deseo crea vergüenza, las sensaciones sexuales crean vergüenza, todo va sonrojando, por lo menos a mí”.
Esa vergüenza íntima conecta con otras, colectivas, de las que es difícil escaparse en estos tiempos. “La vergüenza de ver cuáles son las metas que nos hemos puesto como sociedad y, por ende, como individuos de esa sociedad”, señala Loriga. “El triunfo, el éxito, el dinero… Es un poco desconsolador. Pisar a los demás, avanzar sobre los otros, todo este agravio comparativo constante es muy vergonzoso. Te das cuenta que esto no está bien montado, pero no lo ha estado nunca. Mi madre siempre dice, que el mundo nunca ha estado peor, y yo le digo: ‘Mama, naciste en el año 39’, el mundo tampoco estaba muy bien, acabando la guerra civil, a punto de empezar la Guerra Mundial. Si uno mira un poco para atrás, pero puede irse casi hasta las cuevas, esto nunca ha funcionado”.
El humor es esencial en la literatura. Hay pocos libros que me apasionen que no tengan al menos una esquina del sentido del humor
Pero, pese a que todo lo anterior pueda asustar a algún lector, TIM es también un libro con mucho humor. Cáustico quizás, pero humor. “Para mí es esencial, porque si no parecen homilías”, señala el autor. “Yo no tengo nada que predicar, yo estoy buscando, estoy tan perdido como cualquiera. Mi manera de afrontar esto siempre es compensándolo con humor. A lo mejor cuando hablo parezco más serio, pero cuando escribo intento que el humor sea siempre un elemento fundamental. Lo era en los anteriores libros, y últimamente cada vez más. Parece que el humor ayuda a esquinar la mirada, a dudar de las cosas, a no creerte lo que te están contando, ni siquiera cuando lo estoy contando yo. Me parece que el humor es esencial en la literatura. Hay pocos libros que realmente me apasionen que no tengan al menos una esquina del sentido del humor, de una mirada irónica, cáustica, corrosiva”.
Ray Loriga y los libros que te llevan a nuevos sitios

Habla sobre su investigación del asesinato de su propia madre. Es un non fiction, de alguna manera, pero apasionante, como los mejores de non fiction, apasionante como literatura.

Una gran escritora que escribía muy poco, tardaba mucho en escribir cada poema y me parece una auténtica maravilla, todos y cada uno de ellos. Si no me equivoco, solo escribió 101 poemas en toda su vida. Maravilloso.

Siempre recomiendo a Virginia Woolf. Cualquiera, de Virginia Woolf valen todos, son todos maravillosos: Orlando, Las olas o Al faro. Hace poco estuve releyendo Al faro, y me parece un libro maravilloso.
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Es un escritor uruguayo tan único que no se parece a nada. Es pre-boom, muy admirado por Borges, por Cortázar, fundacional en eso, pero nunca se le relaciona con el boom, porque es un poco anterior y es totalmente distinto. Tiene un universo muy propio, una manera de escribir que no es contagiosa porque no te puedes acercar a ella sin que te destruya. Es muy único y es un escritor que me apasiona.