El drama de ser joven: libros de una generación marcada por la precariedad
Una selección de obras sobre la dificultad para abrirse camino.
La juventud es una etapa clave en la vida, repleta de descubrimientos y esperanzas. Sin embargo, también es una fase complicada, quizás cada vez más. La literatura, que siempre ha reflejado los placeres y sinsabores de la juventud, ha encapsulado en estos últimos años las dificultades para salir adelante en estos tiempos. El paro, la falta de oportunidades, los salarios bajos o la dureza de la vida en la gran ciudad son temas que han aparecido en numerosos libros en los últimos tiempos. Hoy hablamos del drama de ser joven y los libros de una generación marcada por la precariedad.
Novelas sobre la precariedad
En Facendera se nos muestra el retrato de la vida en un pueblo deprimido por la falta de oportunidades. El libro de Óscar García Sierra nos ofrece una perspectiva diferente de la precariedad, alejada de las grandes ciudades. Antes, Isaac Rosa ya había mostrado la vida de las personas que se ocupan de los trabajos más arduos y peor remunerados de la sociedad en La mano invisible. Por otro lado, Elena Medel debutó en la narrativa con Las maravillas, retrato de varias generaciones de mujeres unidas por la misma dificultad para salir adelante en la vida.
Las personas que se quedan en los márgenes, que sufren doblemente la dureza del sistema, están en el centro de Lectura fácil. El libro con el que Cristina Morales logró el Premio Nacional de Narrativa es una de esas lecturas que muestran lo que gran parte de la sociedad no quiere ver. En Asamblea ordinaria, por su parte, Julio Fajardo Herrero muestra los efectos de la crisis en la piel de una pareja en la gran ciudad. Y la literatura como trabajo, pero también como terapia, es uno de los temas de La trabajadora, de Julia Navarro.
Ensayos sobre la precariedad
La situación social, en especial entre los jóvenes, ha propiciado numerosos libros de ensayo que analizan esta cuestión desde diferentes perspectivas. En No tengo tiempo, Jorge Moruno se detiene en las servidumbres modernas, desde el recorte de derechos a las relaciones sociales. Por su parte, en El entusiasmo, Remedios Zafra se fija en los trabajadores y trabajadoras culturales y su desafío a la precariedad.
