Grandes novelas en las que cabe todo, recomendadas por Reynaldo Sietecase
El autor argentino publica 'La rey', novela que mezcla thriller, aventuras, realismo y un poco de magia.
La rey, la nueva novela del periodista y escritor argentino Reynaldo Sietecase, es una obra atípica. Su protagonista, Blanca Rosa González, es una joven paraguaya que ha crecido con la violencia, y que llega a una de las zonas más marginales de Buenos Aires. Allí comienza un viaje insólito que la lleva a convertirse en la jefa de una banda narcos, a huir más tarde a Europa y, allí, a ser capturada por una red de trata de personas. Un espejo de obsidiana de origen azteca es el objeto que marca un giro en la trama, en una novela que se lee como thriller, retrato social, novela de aventuras e incluso realismo mágico. Hablamos con su autor de cómo hacer una novela con elementos tan atípicos, y nos recomienda grandes novelas en las que cabe todo.
Video: entrevista y libros recomendados de Reynaldo Sietecase
En pocas ocasiones se tiene la oportunidad de hablar con un autor en uno de los escenarios de su obra. La cita de Librotea con Reynaldo Sietecase fue en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid tiene un papel importante en ella y, en concreto, un objeto que allí se exhibe. “La rey tiene como escenario en su desenlace a este museo y fundamentalmente al objeto que está aquí atrás, que es un espejo negro de obsidiana”, explica el autor argentino. “Es un espejo azteca, una de las piezas importantes que tiene el museo y que tiene una trascendencia fundamental en la trama de la novela”.
Como explicábamos al comienzo, La rey no es una novela habitual, y eso explica la aparición de este espejo, de propiedades mágicas, que se cruza en el camino de su protagonista. “La construcción de una novela tiene mucha decisión personal y también algo de azar”, argumenta Sietecase. “Yo tenía ya pensado que quería que en esta novela la protagonista fuese una mujer. Después se me cruzó la idea que tenía que ser una mujer de origen paraguayo, un país que tiene un proceso migratorio hacia Argentina muy fuerte. Sabía también que tenía que ser una mujer que iba a pasar por cosas terribles y después quería que se levantara, quería que fuese alguien que pudiese de alguna manera tomarse revancha de todo lo malo que le pasaba”.
En mitad de todo eso, Sietecase se encontró con este espejo de obsidiana. “Yo tengo aquí dos queridos amigos españoles, Fidel y Américo. Américo es biólogo, trabaja en este museo y, cuando se presentó mi novela anterior aquí, me dice: ‘Te tengo que mostrar una pieza del museo que es maravillosa’, y me enseña este espejo de obsidiana inquietante. Es un espejo que se usaba de manera ritual en México. Cuando me lo mostró me quedé fascinado. Le dije: ‘Américo, escribe la historia del espejo’, pero él no lo hacía, hasta que yo le dije, bueno, lo voy a usar yo para mi novela”.
La novela como una salchicha sabrosa
Para Sietecase, el reto que le planteaba este libro era combinar todos esos intereses en un mismo libro. “Esa era la aventura narrativa, cómo unir a esta mujer que sale de Paraguay, que llega a la Villa 31 de Buenos Aires, con el espejo de Madrid”, relata. “Y ocurrió que, en uno de mis viajes periodísticos, estuve en Chiapas, y ahí me traje unas piedras y entre ellas tenía una obsidiana. El mismo mineral, un mineraloide de origen volcánico, que el del espejo. Los sacerdotes aztecas pensaban que había comunicación con el inframundo con ese espejo. Y me pareció que era bonito en una novela, un thriller, una novela con caracteres incluso policiales en algún punto, que estuviera lo mágico”.
Esa amplitud y variedades de géneros con las que juega La rey es su seña de personalidad. “Las novelas, decía Javier Cercas, son un género sucio, uno puede meterles de todo adentro. Lo que pasa es que después tiene que funcionar”, señala el autor, antes de lanzar un símil más jugoso. “Tomás Eloy Martínez decía que la novela es como una salchicha: le puedes poner cualquier cosa adentro (experiencia, mirada, el espejo… lo que quieras) pero después, cuando la muerdes, tiene que ser rica, sabrosa. Ese es el riesgo. El desafío de la rey fue ese, que todos estos elementos de pronto funcionaran, fueran fluidos, verosímiles, que la trama avanzara, que el personaje fuera consistente. Esa fue la aventura”.
Para conseguir armar ese puzzle, Sietecase contó con su oficio no solo como novelista, sino también como periodista. “Para construir novelas de este tipo, las novelas que tienen que ver con el género negro, tiene que estar algo presente todo el tiempo, que es lo verosímil”, señala. “Un escritor que quiere escribir una historia como esta, tiene que hacer este proceso de investigación. Lo que me ha ayudado mucho tantos años de periodismo es que conozco esos escenarios, conozco esas historias, he escuchado hablar a muchos de estos personajes, conozco la 31, y después lo que no tenía lo fui completando. Viajé a Paraguay, me puse a estudiar Guaraní, y cuando decidí que la protagonista fuera a Paraguaya, pedí ayuda a una escritora paraguaya que vive en Buenos Aires, para que me cuidara el habla. Creo que la experiencia periodística de haber conocido todos esos lugares, me permitió que justamente la novela no pierda la verosimilitud, incluso a pesar de que tiene un elemento mágico”.
Sietecase también señala una diferencia fundamental de escribir una novela con elementos de thriller en latinoamérica. “Nuestras novelas, en general, no tienen el quién, quién fue el que mató. Nosotros tenemos el qué pasó, y el por qué pasó, como disparadores. Porque en general, los que buscan la verdad no son policías, son periodistas, o empleados de juzgado, o familiares de víctimas, y muchas veces no logran que se resuelvan los casos”, explica. Al final, en todo caso, se trata de que la salchicha esté, en efecto, rica. “Como lector, ¿qué busco? Una buena historia y que me la cuenten bien”, resume.
Grandes novelas en las que cabe todo, recomendadas por Reynaldo Sietecase
El libro de Rodolfo Walsh, sobre los crímenes de la dictadura del 55, de los fusilamientos de León Suárez en el 56. Walsh escribe una investigación monumental, pero sin perder nunca de vista el pulso narrativo. A mí me interesó mucho porque también soy un anfibio entre el periodismo y la literatura.
Tomás Eloy Martínez es para mí otra gran referencia, él fue quien me empujó a escribir narrativa de ficción, y Santa Evita podría ser otro para mí otro libro importante.
De España podría nombrar tantos, pero elijo La reina del sur, de Arturo Pérez Reverte. El otro día vi un comentario que hicieron sobre mi novela, La rey, y hacían alguna vinculación con esta novela. No tienen ninguna vinculación, la obra de Arturo Pérez Reverte es monumental y habla de una historia de una narco mexicana que se empodera, pero tiene un proceso completamente diferente a mi pobre Blanca Rosa. Muchos libros de Arturo me gustan mucho, sí puedo haber aprendido de él, es esta mezcla de algunas cuestiones de la realidad, potenciadas por la ficción, y con algo de información.
Tengo la tentación de hablar del Quijote, porque es la madre de todas las novelas. Lo siento como una especie de patria también a ese libro, de lugar al que uno puede acudir. Se llevaron todo, como dice Pablo Neruda, y nos dejaron el idioma. Se llevaron el oro y nos dejaron el oro, y en un punto me gusta verlo así. Esa gran coalición de culturas que se dio en el encuentro de Europa con América, de España con América. El oro es el idioma como casa común.