James Ellroy: Marilyn, Kennedy y los libros favoritos del último tipo duro de la novela negra
El autor estadounidense publica 'Los seductores', novela en torno a la muerte de la estrella de Hollywood.

No intenten buscar a otro escritor como James Ellroy, ya no queda ninguno. El californiano, uno de esos autores que difumina la línea entre persona y personaje, lleva décadas inamovible en su posición: solo escribe del periodo que va de los años 40 a los 60, se basa en la realidad para transformarla a su antojo, ignora todo lo que tenga que ver con la actualidad y sigue escribiendo como si lanzase ganchos de su otra gran pasión, el boxeo.
En Los seductores, Ellroy retoma a un personaje ya clásico de su obra, Fred Otash, esta vez en una trama que implica una red de extorsión que plantea una conexión entre la muerte de Marilyn Monroe y los hermanos Kennedy. ¿Fue asesinada la actriz? Ellroy echa por tierra esa teoría, al igual que muchos de los mitos de la cultura popular de esa época.
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Los seductores transcurre en 1962, un momento de cambio para la sociedad estadounidense que está a punto de estallar. “Los años 60 no se convirtieron en los años 60 hasta que un montón de acontecimientos confluyeron”, explica Ellroy. “El asesinato de John F. Kennedy, la aparición del movimiento por los derechos civiles, la revolucionaria iniciativa de Lyndon Johnson, la legislación sobre derechos humanos y la guerra de Vietnam. Pero los cimientos estaban allí”.

Los cambios, sin embargo, ya se notaban en el ambiente. “El psicoanálisis estaba de moda. El consumo de drogas entre la clase media estaba aumentando. Kennedy era un drogadicto. Marilyn Monroe era una gran drogadicta. Freddie Otash era un gran drogadicto. Los Rolling Stones tienen una frase: “Está a solo un disparo de distancia”. Ese es el lema de este libro: se acercan los años 60. La crisis de los misiles cubanos está a la vuelta de la esquina. Sucedió dos semanas después del momento en el que termina este libro”.
Derrumbar mitos
En Los seductores, Fred Otash, expolicía corrupto, matón y espía para quien quiera pagarle, se ve envuelto en la investigación de la desaparición de una actriz de Hollywood, que cree vinculada a una muerte reciente, la de Marilyn Monroe. La de la estrella de cine es una sombra que planea sobre la novela, pese a que Ellroy tiene una pésima imagen de ella. “Todas las teorías sobre la muerte de Marilyn Monroe son basura. Murió por una sobredosis de drogas. Ella era de lo más ordinario. Alcanzó cierta notoriedad durante su vida. Su carrera estaba en decadencia y murió”, exclama. “La palabra más explotada hoy en día es ‘icónico’. Un icono es algo religioso, el crucifijo, la estrella de David… La gente le ha concedido a Marilyn Monroe ese estatus, y es una cagada. Ella era una mujer de pobre carácter que murió de una sobredosis de drogas”.
Otra de las teorías populares que Ellroy refuta es la de la relación de Monroe con John F. Kennedy, o al menos su alcance. “Él no era su amante. Follaron siete u ocho veces durante los ocho años que la conoció. Pasaba una hora con ella, comía una hamburguesa, hablaban un poco y se metían en la cama. Era un hombre de durar dos minutos. ¿Amante? No, eso no es verdad”, zanja.
No tengo ninguna obligación con la verdad. Todos están muertos. Nadie va a venir de repente a decirme que algo no sucedió de esa manera
Sin embargo, la diferencia entre lo real y lo ficticio se difumina en el caso de las novelas de Ellroy. “El libro es probablemente un 85% ficción. No tengo ninguna obligación con la verdad. Todos están muertos. Nadie va a venir de repente a decirme que algo no sucedió de esa manera”, dice sin tapujos. “Quiero reescribir la historia americana según mis propias especificaciones. América, mi país, Los Ángeles, mi ciudad. Es tener el poder de influir sobre los lectores y decirles que los acontecimientos de los que han leído en los periódicos, que ven en la televisión, no poseen una verdad mayor que la mía. Pero te lo digo desde el principio: es una novela. Es ficción”.
Los libros favoritos del último tipo duro de la novela negra

Lee la novela True Confesiones de John Gregory Dunn. Se utiliza para explicar la vida de los católicos irlandeses. en Los Ángeles después de la Segunda Guerra Mundial. No sé nada sobre el catolicismo ni sobre lo irlandés, y sin embargo es un gran motivo en el caso del asesinato de ‘La Dalia Negra’.

En primer lugar, lee Compulsion de Meyer Lavin, publicado en 1956. Es la historia de 1924 del asesinato de Leopold Loeb. Cuando dos niños ricos de Chicago, por diversión mataron a un niño de 14 años llamado Bobby Franks. Ellos deberían haber sido ejecutados por el crimen. Pero el abogado, el famoso abogado que era Un liberal de blandengue, Clarence Darrow, los defendió, y allí les dieron cadena perpetua sin libertad condicional. Gran libro.

Lee la novela de Don DeLillo ‘Libra’. El asesinato de Kennedy es en todos los sentidos la inspiración para mi novela ‘América’.