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Sobre este blog

El Ojo izquierdo nació en El País en 2010 y prolongó su vida durante diez años en la cadena SER, con vivienda propia en el Programa Hoy por Hoy, primero con Carles Francino, después con Pepa Bueno y finalmente con Àngels Barceló.

Ahora se instala con comodidad en elDiario.es, donde es de esperar que se mantenga incólume la aviesa mirada de su autor, José María Izquierdo.

Todos sabemos qué es un gánster. Pues los hay a cientos

José María Izquierdo

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El Ojo izquierdo nació en El País en 2010 y prolongó su vida durante diez años en la cadena SER, con vivienda propia en el Programa Hoy por Hoy, primero con Carles Francino, después con Pepa Bueno y finalmente con Àngels Barceló.

Ahora se instala con comodidad en elDiario.es, donde es de esperar que se mantenga incólume la aviesa mirada de su autor, José María Izquierdo.

Donald Trump, entre otras cosas y ninguna bonita, es un gánster. Dice la Wikipedia, tan sosa, que “algunos gánsteres, a veces llamados ‘matones´, están especializados en la extorsión, la intimidación, o el soborno”. Trump pone la pistola encima de la mesa –los aranceles– y escupe a su oponente: ahora, si te atreves, negocia. Lo dicho, un delincuente, un facineroso, un forajido, un vulgar arrebatacapas. Es, además, el jefe de una banda de cuatreros multimillonarios, el gang, que se dice, además de un fantoche reaccionario al borde, justo al borde y tirando hacia el interior, del más clásico fascismo.

Claro que todo el mundo –incluidos los estadounidenses que le votaron, haber elegido muerte– va a padecer al dirigente descerebrado, pero sufrirán en mayor grado los gobiernos de izquierdas de cualquier lugar del ancho mundo sacudido por este terremoto naranja. Razón evidente: las derechas mantendrán los privilegios de los ricos, como han hecho siempre, y dejarán que se pudran los más humildes, también para seguir con sus costumbres habituales. Pero las izquierdas deberán hacer encajes de bolillos para aguantar el chaparrón en forma de recesión y mantener a un cierto nivel, el que se pueda, el gasto social, inherente a su ideología. O sea, que nuestro gobierno de coalición las va a pasar moradas, si a ese tétrico panorama se le añade, además, una pizca –la que sea– de gasto en cañones y artefactos similares como nos corresponderá por formar parte –y servirnos de ella– de la Unión Europea. 

Y aún más sufrimiento cuando por estos pagos tenemos a una derecha bifronte como el PP, con un Núñez Feijóo, pobrecillo, amagando con dar la mano para ayudar al gobierno mientras con la otra se agarra como un moribundo a las fuerzas feroces de Vox, los siervos de Trump y enemigos acérrimos de esa Europa que Núñez dice defender. Una risa. Los próximos días 29 y 30 de abril celebrará el Partido Popular Europeo (PPE) su Congreso en la ciudad de València. Lleva Feijóo a la cita la indeseable mochila del cadáver de Carlos Mazón, pero debe añadirle, además, todos los enjuagues del susodicho con Vox para mantenerse en el cargo y que el propio Núñez, con el agua al cuello, no ha sabido o querido neutralizar. Una cita disparatada. Porque el jefe del PP tendrá que explicarle a su jefe de filas europeo, el alemán Friedrich Merz, cómo va a gobernar el PP valenciano, aragonés o murciano con los socios del húngaro Viktor Orbán, cuando los alemanes han cerrado a sangre y fuego el cerco contra la ultraderecha.